martes, 1 de diciembre de 2015

El reloj viejo

El reloj marrón pegado de moho, raído y envejecido, estaba adherida con cinta adhesiva para disimular el vidrio rajado. Era la reliquia de la familia Romañez guardado con  mucho recelo mas de cuatro siglos. Roberto era el único ser vivo de la familia que luchaba por salir de la terrible depresión que le mantenía perdido en el mundo exterior. La gran fortuna se agotaba. Inconscientemente se había dedicado viajar por todo el mundo; para sanar de su enfermedad. Desde entonces empeoro su salud. La casa era un mugrero nunca salía de día. Apenas algunas noches hacia su paseo nocturno. Escuálido, ojeroso; Su cabello se había apoderado de su cuerpo.La suciedad de su piel escondía su piel blanca y envejecida. Apenas quedaba nada de aquel hombre que fue aquellos años. Había intentado tantos suicidios fruto de  su desesperación; no ejecutándolas por su carácter débil y cobarde que le hundía cada minuto de su vida. El reloj estaba maldito siempre le despertaba a las tres de la mañana., la cual le producía un profundo miedo de su soledad. Una noche salio para no volver... al cruzar la calle tropezó con el borde de la acera dando un tras pies; cayendo de espalda. Su débil  y mugroso cuerpo fue lavado por la lluvia. Dejando sus huesos prominentes al descubierto.Aquella mañana; Mientras la gente formaba un tumulto, las fuerza de seguridad acordonaba el área del suceso; el cadáver intento levantarse lanzando un grito aterrador; cayo tieso, otra vez en un profundo sueño. Para nunca mas despertar.

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Me pasan cosas en mi pensamiento. Me entran ganas de escribir, asi de simple, no hay quien me este empujando a que lo haga. Solo se que debo hacerlo. Solo escribo y sigo escribiendo; solo aparecen las letras, es como si estuviera en un sueño placentero y relajante y que nada me debe despertar para que el sueño sea placido. Hay veces que faltan hojas o se acaban las tintas pero lo que quiero decir sigue adentro hasta que lo hago. Te sientes bien si dices lo que piensas y el papel te lo acepta y tu tinta sigue corriendo tras las palabras tan dulces , a veces tristes, grotescas, entre tantas cosas que decir... Veo en mi imaginacion reir a carcajadas a mi hermoso cuaderno.