El arroz pegado en el zapado de Timo. Estaba en el jardín de su casa, una mosca sobrevolaba cerca del niño. Miro atentamente abajo, pudo ver el grano de arroz pegado en sus pasadores. Cada vez que pateaba la pelota; sentía una sensación como si alguien le estuviese diciendo que no lo haga mas. Se sentó, cogió el grano de arroz entre sus dedos, se coloco pegado al oído, curiosamente el granito le transmitió una voz de un hombre muy afligido.
Le suplicaba que dejara de moverse mucho que su ciudad se estaba destruyendo. Timo siguió oyendo asombrado y la conversación se hizo muy larga.
Bueno en su conversación le comunico algo muy importante, que el granito de arroz era una ciudad que se llamaba clemencia. Suplico que encarecidamente que guardara el granito de arroz en un lugar seguro donde nadie pudiera hacerle daño.
- No comentes con nadie, ni siquiera con tu madre, le dijo el hombrecillo. El niño coloco el granito de arroz en un pequeño bote de vidrio. Lo tapo con un corcho, Coloco en el armario de su dormitorio. La ciudad de arroz quedo oscuro por varios días. El gobernador de la ciudad intento comunicarse con el niño y no pudo. Hasta que un día la madre fue a ordenar el armario ; encontró el bote de vidrio, lo coloco en su mesita de noche. Por fin llego la luz; la ciudad se alegro mucho. Cuando Timo llego del colegio, al ver el bote de vidrio, cogió para guardarlo otra vez, ya que no era un lugar seguro donde se encontraba. Un sonido extremecio su ser. Era el gobernador del liliputiense país. Desesperado intentaba comunicarse con Timo. Era la voz del gobernador, suplicándole que no le encerrara en el armario. Prefería que lo dejara en su mesilla de día y de noche lo guardara en el armario. Por seguridad de algún peligro. Había pasado muchos días, no había comunicación, al parecer todo se encontraba bien. El niño destapo el frasco de vidrio para coger el granito mágico. No se oia nada de nada; Como todo niño curioso, planto el granito de arroz en su jardín, para que estuviera mas seguro. Cuando se levanto al día siguiente, vio que el jardín de su casa se había convertido en una aldea de diminutos hombrecillos.
-Ohhhhh, nooooo. - ¡¡¡ Rayossssssss!!! Tengo que solucionar todo esto.
Fue a desenterrar el grano y no lo encontró. Cogió al gobernante y lo encerró en el frasco, y ¡¡¡Zasss!!! desapareció la aldea. Desde aquel día Timo, aprendió una lección muy importante, pensar antes de actuar.
En el desayuno dijo una frase a sus padres. - " Si el hombre actuara diferente , cambiaría el mundo".
Gabi y Saul se quedaron pensando y luego se echaron a reír de alegría.
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