miércoles, 13 de marzo de 2013

El caserio nublado

Pueblo recóndito alejado de la humanidad; era como una nube negra que rondaba a sus pobladores.
Macaría era una vieja que vivía sumergida en su avaricia; tenia muchos rebaños de ganado, cada noche salia de su chimenea una fumata negra; que olía nauseabundo y dejaba en la gente una sensación extraña; a su vez los perros aullaban quedándose dormidos; para asombro de sus dueños.
Pues la inmensa hacienda florecía cada primavera; era como estar en el paraíso  La gente adoraba pasar cerca de ella para sentir esa paz que hacia falta en aquel poblado. Al finalizar la estación; con su paso llegaba el verano cargado de bellos granos dorados; que el maizal había producido y como granizo de invierno las patatas que daba la madre naturaleza.
Macaría guardaba celosamente en ollas de barro las ganancias jugosas que había dejado la cosecha, en el escondite secreto. Trataba mal a sus peones, pagaba racanamente los jornales, ni si quiera contribuía a su comunidad. Las mujeres lejos gritaban: -¡ Mendiga, bruja, pordiosera...! . Si quiera estas frases conmocionaban al fondo de su alma; era como una mujer sin alma.
En un día de invierno oscuro con rayos que hacían correr lluvias torrenciales toda la gente estaba protegida en casas; como a las diez de la noche hubo un eclipse lunar, todo quedo oscuro, la gente rezaba en sus casas; niño lloraban, entonces los animales balbuceaban. Macaría en su desesperación salio al patio de su casa; lloro como una niña perdida sin saber a donde ir, alzo la mirada al cielo, rezo como nadie; en ese instante vio que vino hacia ella una masa de luz incandescente como el fuego echando chispas; en pocos segundos la hizo cenizas. La pobre anciana, ahora convertida en cenizas, tampoco iba a permanecer en la tierra que tanto amo y con la lluvia torrencial fue escurrida al subsuelo de la tierra sin dejar huellas, ni para su funeral solitario. Después de haber sufrido esta tragedia; el pueblo nublado vio su progreso gracias a los ahorros de aquella mujer, vieron la luz y vivieron felices para siempre.

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Me pasan cosas en mi pensamiento. Me entran ganas de escribir, asi de simple, no hay quien me este empujando a que lo haga. Solo se que debo hacerlo. Solo escribo y sigo escribiendo; solo aparecen las letras, es como si estuviera en un sueño placentero y relajante y que nada me debe despertar para que el sueño sea placido. Hay veces que faltan hojas o se acaban las tintas pero lo que quiero decir sigue adentro hasta que lo hago. Te sientes bien si dices lo que piensas y el papel te lo acepta y tu tinta sigue corriendo tras las palabras tan dulces , a veces tristes, grotescas, entre tantas cosas que decir... Veo en mi imaginacion reir a carcajadas a mi hermoso cuaderno.